LA TURISMOFOBIA:


La turismofobia es un fenómeno que ha comenzado a tomar fuerza en las investigaciones de algunos antropólogos;  y se refiere al resultado ocasionado por la mala planificación de los destinos turísticos y que ha venido a reflejar sus efectos gracias a las grandes cantidades de turistas que llegan a las ciudades, que acarrean con ellos más problemas que soluciones.
Las actuaciones turismófobias buscan realizar una crítica feroz hacia una actividad que, según consideran los grupos perpetradores, precariza tanto el empleo como la vida de los habitantes de las zonas afectadas. También apuntan a la saturación de las carreteras e incluso a los comercios, que durante la época estival pasan a orientar sus ofertas casi exclusivamente a las necesidades de los turistas (las llamadas tiendas de souvenirs). Lo que se llama turistificación, que no es otra cosa que la causa de una posterior turismofobia. Y hay otra preocupación: el cuidado de la naturaleza. El auge del turismo provoca más urbanización en zonas que no están ni preparadas ni en un enclave propicio para ella. Tiene por tanto efectos sobre los ecosistemas. Esto tiene especial relevancia en las zonas costeras, sobre todo en las islas: Ibiza, Mallorca, Tenerife, Menorca...Son destinos cada vez más concurridos en los que las ofertas hoteleras superan con creces a cualquier otro tipo de actividades.

Como era de esperar, muy pronto se han producido nefastas consecuencias de los ataques que los radicales están realizando contra el turismo en Palma de Mallorca, Canarias y el País Vasco, y de manera muy marcada en Cataluña, donde grupos de radicales y antisistema en la órbita de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) llevan a cabo actos vandálicos y violentos. La CUP también quiere “barrer” al turismo, junto a todo lo que quiere hacer desaparecer, según ese más que preocupante cartel de apoyo al referéndum ilegal del 1 de Octubre.

Las grandes agencias y touroperadores europeos observan ya con inquietud lo que sucede en España. Aunque de momento lo consideren brotes, apuntan que su impacto puede resultar muy perjudicial. La situación es especialmente alarmante en Reino Unido, que se lleva la parte del león de quienes nos visitan. La asociación de touroperadores británicos ha encendido todas las alarmas y sigue muy de cerca los acontecimientos. Por ahora no desaconseja España como destino, pero sí da a sus clientes algunas recomendaciones para evitarse problemas, lo que puede tener, evidentemente, un efecto disuasorio. Máxime cuando los que sí están agitando la cuestión son los tabloides ingleses que presentan lo que ocurre de manera sensacionalista e incluso exagerada. Hasta ahora nuestro país ha sido un destino turístico privilegiado, con una alta cota de seguridad, y debe seguir siéndolo. La turismofobia, cuyas consecuencias ya comienzan a notarse, se ha de cortar inmediatamente y de raíz: poniendo a sus responsables a disposición de la Justicia. De no hacerse así, corre grave peligro un vital sustento de la economía española como es el turismo, que proporciona numerosísimos puestos de trabajo.

                                                       

OPINIÓN:

Yo creo que no deberíamos estar contra el turismo sino que todos deberíamos respetar los lugares que visitamos y
tenemos que cuidarlo, porque a raíz de el turismo viven muchas comunidades, o tienen dinero debido a el turismo, y si se
dejara de viajar para que no hubiese tanto turismo, muchos paises estarian en la ruina.



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